Arabia Saudita ejecutó el lunes a dos ciudadanos sauditas por "terrorismo", elevando a 17 el número de ejecuciones en tres días, según un recuento de AFP basado en anuncios oficiales.
El fin de semana, el país del Golfo ejecutó a 15 personas. Solo el domingo fueron ocho: siete extranjeros (cuatro somalíes y tres etíopes) por "contrabando de hachís" y un saudita por el asesinato de su madre.
En lo que va de año, Arabia Saudita ha ejecutado a más de 230 personas. La mayoría, más de 150, lo fueron por cargos relacionados con drogas.
El ritmo de ejecuciones podría llevar al país a superar su récord del año pasado, de 338 penas capitales.
Para Jeed Basyouni, de la organización de defensa de los derechos humanos Reprieve, con sede en Londres, "el año 2025 mostró un aumento notable en las ejecuciones relacionadas con delitos sobre estupefacientes, especialmente en lo que respecta al cannabis".
"Esto es particularmente preocupante en un contexto mundial donde la tendencia es más hacia la despenalización de la tenencia y el consumo de cannabis", aseguró a la AFP.
"Guerra contra las drogas"
Expertos contactados por AFP vinculan este aumento a la "guerra contra las drogas" lanzada por Riad en 2023, en particular contra el creciente consumo de captagon, del cual el reino, la primera economía del mundo árabe, es uno de los principales mercados según la ONU.
Arabia Saudita reanudó las ejecuciones por delitos de drogas en 2022, después de haber suspendido durante tres años la aplicación de la pena de muerte en casos de narcóticos.
En 2022 se ejecutaron 19 personas, dos en 2023 y 117 en 2024 por crímenes relacionados con drogas, según el recuento de AFP.
Las autoridades sauditas sostienen que la pena de muerte es necesaria para mantener el orden público y que solo se aplica después de agotar todas las vías de apelación.
Para los defensores de los derechos humanos, mantener la pena de muerte contradice la imagen de modernidad que el reino busca proyectar.